Fitbit ha lanzado su smartwatch más ambicioso hasta el momento: el Fitbit Sense, con capacidades de medición de actividad y signos corporales tales como el ritmo cardíaco, el nivel de saturación de oxígeno y la calidad del sueño. Pero lo que en las especificaciones se ve como una gran cantidad de información que podemos obtener sobre nosotros mismos, en la realidad es un poco más limitado.
En el cuerpo cuadrado de 1,6 pulgadas de lado se incluyen los sensores biométricos ya conocidos para el de ritmo cardíaco y se le suman un sensor electrodérmico para medir reacciones al estrés y un medidor de temperatura cutánea. Cuenta además con GPS para acompañarnos en actividades al aire libre, y un puñado de aplicaciones compatibles que se pueden instalar directamente en el dispositivo a través de la aplicación móvil.
El diseño es sobrio, disponible en dos colores: blanco marfil y negro carbón, ambos en cuerpos de acero inoxidable y con correas haciendo juego. En la caja se incluye, además del cable cargador y la correa principal, una segunda correa más larga para muñecas más grandes, de modo que no hay que elegir talla en el momento de hacer la compra.
Como monitor de actividad, el Fitbit Sense es tan bueno como se podría esperar de una compañía que viene perfeccionándose en su área desde hace ya varios años. Cuenta los pasos dados, pisos subidos, minutos en actividad, y con el GPS podemos ver nuestros recorridos en tiempo real directamente en la pantalla del reloj. Esto no solo nos permite saber a detalle qué tan efectivo es el ejercicio que estamos realizando, sino que al establecer metas diarias sirve como motivador para alcanzar esos objetivos, impulsándonos a llevar una vida más activa.
En la aplicación móvil de Fitbit podemos ver nuestro desempeño diario, así como tendencias semanales y mensuales.
Pero cuando se trata de los sensores de salud, el Fitbit Sense se queda corto en cuanto a la flexibilidad de lo que puede ofrecer. La única métrica que está disponible las veinticuatro horas en tiempo real es la del ritmo cardíaco, que es fácil de consultar y, por lo visto, muy acertada. El Sense además nos puede enviar una notificación si los valores se salen del rango normal, alterando sobre un posible episodio cardíaco o de ansiedad.
El sensor electrodérmico o "EDA" no está activo en segundo plano, pero podemos ejecutar la aplicación de Escaneo Rápido para que en dos minutos, tocando con la palma todas las esquinas del dispositivo, nos muestre un gráfico en la aplicación móvil con la respuesta que nuestro cuerpo está teniendo a situaciones de estrés en ese momento. En el mes de octubre, el reloj también permitirá hacernos electrocardiogramas en el momento que lo deseemos, pero al momento de probarlo no todavía no disponible.
Medidas muy promocionadas como el sensor de oxígeno en sangre (SpO2) o la medición de la temperatura cutánea (que no es lo mismo que la temperatura interna, la que nos medimos con un termómetro), solo funcionan mientras dormimos y de forma automatizada. No podemos solicitar estas medidas on demand. Esto nos permite ver tendencias del funcionamiento de nuestro organismo por las noches, pero no durante la vigilia ni en el momento que queramos.
La medición de temperatura, además, es en realidad una medición de la variación de la misma durante la noche, y no de la temperatura en sí misma. Por otro lado, para que el sensor de oxígeno en sangre funcione durante la noche hay que tener activa una de las “caras” de reloj específica, algo que me sorprendió bastante. Las “caras” de reloj ofrecen diferentes formas y diseños para mostrarnos la información en pantalla, y hay opciones oficiales de Fitbit así como otras creadas por terceros.
Por la mañana el dispositivo nos arroja una puntuación de la calidad del sueño, que es muy ilustrativa: más allá de las horas acostados, mide concretamente cuánto tiempo hemos estado efectivamente durmiendo, y la duración total de las diferentes etapas (REM, ligero y profundo). Esto se muestra en gráficos muy fáciles de leer en la aplicación móvil.
En cuanto a la integración con el smartphone, lo hemos probado en un iPhone 11 Pro sin ninguna complicación. El Fitbit Sense es un compañero adecuado para el móvil, pudiendo recibir notificaciones de determinadas aplicaciones, aunque no se pueda accionar sobre ellas más allá de ver el texto en iOS. Los usuarios con Android sí pueden responder mensajes desde el reloj, ya sea con respuestas cortas pre-seleccionadas, o con dictado de voz.
Entonces, ¿me compro el Fitbit Sense?
El Fitbit Sense es un muy buen producto, aunque en un contexto de mucha competitividad. Cumple lo que promete, pero por el mismo rango de precios hay smartwatches más completos y con mejores integraciones para determinados móviles. Por otra parte, hay que tener en cuenta que no estamos pagando solamente el precio del dispositivo, sino que para poder sacarle el mejor partido posible, será necesaria una suscripción a Fitbit Plus luego de los seis meses de prueba, que conlleva unos 9,99€ por mes adicionales.
Conclusión
Quienes opten por un Fitbit Sense tendrán un dispositivo sólido y con buenas prestaciones, pero que solo se aprovecharán por completo si además contratan el paquete Fitbit Premium.
Sobresale en la monitorización de ejercicios y el registro del sueño, pero no logra dar un salto lo suficientemente grande como para justificar los 329€ que lo alejan mucho de las smartbands más sencillas, y lo ponen en el rango de precio de otros dispositivos que son, al final del día, más completos.
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